Anacreóntica IV de Tomás de Iriarte

La ocasión de obsequiarte divisé
muy lejos; bien digo yo que nunca
tuve en amor acierto. Caérsete,
señora, el abanico al suelo; hallarse
uno bien cerca, y echarse a tus pies
luego; levantarle y ponerle con
gozo y rendimiento en esas bellas
manos, valiendo algo el pretexto, es
dicha para alguno que en amor
tenga acierto; no para mi que en
todo fatal suerte padezco, pues ni
estuve tan cerca, ni me eché a tus
pies luego, ni alzar el abanico
permitió el breve tiempo, ni le puse
en tus manos, ni me valió el
pretexto. Bien digo yo que nunca
tuve en amor acierto.
 

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