Canción primera de Tomás de Iriarte

cupido el dios ciego
Habla un amante cansado de servir


Ciego Amor, en tus cadenas
nunca más me quiero ver,
que eres pródigo en dar pena,
muy avaro en dar placer.
De ti sólo un desengaño
por favor hay que esperar;
mas ya has hecho todo el daño
cuando le llegas a dar.
A tu loca fantasía
Ya no he de rendirme, no;
tú mandaste en mí algún día,
pero hoy mando sólo yo.
 

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