Un epigrama de Tomás de Iriarte

A una dama que padecía una fluxión a los ojos. Redondilla compuesta de repente, con motivo de haber dicho a la señora uno de sus tertulianos que sentía mucho verla así.


Hoy tus ojos no están buenos,
y hay quien dice que lo siente;
yo no, porque, finalmente,
son dos enemigos menos.
 

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