Reconciliación después de unos celos y un desmayo
Acordarme no quiero, Orminta amada,
del desmayo en que apenas pude verte
cuando estaba la imagen de la muerte
en tu bello semblante retratada.
Olvido la sospecha mal fundada
que contra mí forjó la adversa suerte,
y el cargo por si débil, pero fuerte,
cuando tierna le hacías, cuando airada.
Sólo me acuerdo, sí, de aquel abrazo
en que tu gracia vi restituida,
y vi alargada a mi esperanza el plazo.
No quede cicatriz de tal herida;
reine la paz; y en tan estrecho lazo,
hallen muerte los celos, y yo vida.
Acordarme no quiero, Orminta amada,
del desmayo en que apenas pude verte
cuando estaba la imagen de la muerte
en tu bello semblante retratada.
Olvido la sospecha mal fundada
que contra mí forjó la adversa suerte,
y el cargo por si débil, pero fuerte,
cuando tierna le hacías, cuando airada.
Sólo me acuerdo, sí, de aquel abrazo
en que tu gracia vi restituida,
y vi alargada a mi esperanza el plazo.
No quede cicatriz de tal herida;
reine la paz; y en tan estrecho lazo,
hallen muerte los celos, y yo vida.