Un genovés padecía
de España en un hospital,
y un andaluz por su mal
de practicante servía.
Trájole una taza un día
de caldo frío, y después
de probarla el genovés:
-Oh non e caldo!, exclamaba;
y el andaluz replicaba:
-Tómale, que caldo es.
de España en un hospital,
y un andaluz por su mal
de practicante servía.
Trájole una taza un día
de caldo frío, y después
de probarla el genovés:
-Oh non e caldo!, exclamaba;
y el andaluz replicaba:
-Tómale, que caldo es.