Vendíase en almoneda la librería de un hético, y opinó el autor que a las puertas de ella se pusiese esta inscripción:
De libros un gran caudal
aquí un hético dejó.
no temáis comprarlos, no,
que no se les pegó el mal.
De libros un gran caudal
aquí un hético dejó.
no temáis comprarlos, no,
que no se les pegó el mal.